¡Tolima tiene huevo y corazón!
- David Aristizabal Duque
- 10 jun 2018
- 2 Min. de lectura

Tolima de la mano del "profesor" Gamero se jugó la vida. Alma y corazón mostraron sus dirigidos. Alvaro Montero fue fiel sinónimo de seguridad. Rafael Robayo y Danovis Banguero bastante puntuales. Sebastian Villa escurridizo y inquietante en ataque.
Al principió el "pijao" fue estratégico y aguantó, Atlético Nacional lo presionó pero no lograba herirlo. En el complemento Alberto Gamero incentivó a sus muchachos y Villa con el corazón logró abrir el marcador tras una acción que sorprendió Fernando Monetti empezando el segundo tiempo. El partido se puso más parejo, Vladimir Hernandez le devolvió la ilusión al conjunto verdolaga.
Ilusión que se comenzó a derrumbar nuevamente tras la expulsión de Juan Camilo Zuñiga luego de una terrible e infantil entrada sobre Villa. Restaban pocos minutos y Tolima se fue decidido al todo o nada, y fue allí donde Banguero por medio de un cabezazo forzó los penales en el tiempo agregado para que luego Alvaro Montero, al igual que en la semifinal contra Independiente Medellín, le pusiera el broche de oro a la campaña con la consecución del titulo tras unos lucidos penales.
La final de hoy es un claro ejemplo que ganarle Atlético Nacional no es una utopía como lo hace ver generalmente la prensa en gran parte de Colombia. A pesar de ser el club que más puntos sumó durante el torneo, es un equipo con falencias y virtudes como cualquier otro en el fútbol colombiano.
Entregarle la pelota al equipo verdolaga, encerrarse y mostrarle el miedo es lo peor que se puede hacer, porque si hay que reconocer que tiene atacantes de gran nivel y peso. Pero cuando el rival no "come cuento" de la manera como agrandan al Atlético Nacional y sale a buscar su partido atacándolo, puede verdaderamente herirlo (como lo hizo incluso Patriotas comenzando el torneo) y esto lo entendió el Tolima
Es triste que aún en la liga colombiana, la comisión arbitral siga estando en deuda. El juez central Luis Sanchez no estuvo a la altura de la circunstancias donde no sancionó un penal claro de Felipe Aguilar sobre Rafael Robayo. Pero mas reprochable y bochornoso es que Jorge Almirón no asistiera a la rueda de prensa post partido...¡también es de grandes saber perder!.
El técnico argentino sigue en deuda. Llegó para sustituir a un Juan Manuel Lillo sacado injustamente por la "puerta de atrás" a placer de la hinchada, y con la exigencia de salir campeón, pero por ahora ha perdido las dos finales disputadas cargo del equipo.